Un imparcial Vista de diezmar a pastor
Un imparcial Vista de diezmar a pastor
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El que reúne todas las demás virtudes y no tiene caridad es como el que transporta el polvo contra el singladura (SAN AGUSTÍN, Sermón sobre la humildad y temor de Todopoderoso).
"se diezma en caudal luego que pasa Navidad, de vigésimo rreales vno, si lo costal el cosechero a su costa, y de diez vno si lo vende en el rubial, siendo la costal a costa del comprador" (Pueblo de Santo Miguel).
Esta práctica estaba destinada a sostener el trabajo del templo y del sacerdocio, y también a mostrar gratitud y inspección por las bendiciones recibidas.
El mal llamado “evangelio de la prosperidad” presenta el ofrendar como una forma de “negociar con Alá”. Algunos dicen “ofrenda, para que Altísimo te bendiga”, otros dicen “ofrenda, o Jehová te castigará”, y usan algunos pasajes fuera de contexto para justificarse. Recordemos que en el Antiguo Testamento las bendiciones materiales eran sombra y figura de las bendiciones espirituales bajo el Nuevo Pacto.
La espiritualidad no puede ser nunca entendida como un conjunto de prácticas piadosas y ascéticas yuxtapuestas de cualquier modo al conjunto de derechos y deberes determinados por la propia condición; por el contrario, las propias circunstancias, en cuanto respondan al querer de Todopoderoso, han de ser asumidas y vitalizadas sobrenaturalmente por un determinado modo de desarrollar la vida espiritual, expansión que ha de alcanzarse precisamente en y a través de aquellas circunstancias (A. DEL PORTILLO, Escritos sobre el sacerdocio, 113).
Procurad coger las virtudes que creéis que faltan en vuestros hermanos, y pero no veréis sus defectos porque no los tendréis vosotros (SAN AGUSTÍN, Coment. sobre el Salmo 30).
Nuestro Rey, a pesar de su condición altísima, por nosotros viene humilde, mas no con las manos vacíVencedor; el trae para sus soldados una dádiva espléndida, luego que no solo les otorga copiosas riquezas, sino que les da también una fortaleza invencible en el combate. En efecto, trae consigo el don de la caridad (SAN FULGENCIO DE RUSPE, Sermón 3).
Acabamos de ver el diezmo como tributo; ahora lo analizaremos como costumbre. Para ello contemplamos su existencia en el siglo XVIII en España, tomando como punto de relato representativa algunos pueblos del Antiguo partido de Portillo en la provincia de Valladolid, los cuales Perroónicamente pertenecían a tres diócesis de Palencia, Valladolid y Segovia.
Como es fácil de comprender por razones obvias, la Positivo Universidad de Valladolid en modo alguno podía ser la receptora directa de lo diezmado en especie en atención de la Corona, ya que carecía de Tercias o paneras para juntar la gran cantidad de fanegas diezmadas, que sólo en el Antiguo Partido de Portillo ascendía por término medio al año a 80.
Ofrecer comida y refugio a los sin techo, proporcionar ropa a las víctimas de un desastre natural, donar cierta cantidad de fortuna a fundaciones benéficas, son todas acciones de caridad.
No prohíbe el Señor la reprensión y corrección de las faltas de los demás, sino el menosprecio y el olvido de los propios pecados, cuando se reprenden los del prójimo.
El diezmo es una actos basada en la clase del Antiguo Testamento. Los israelitas tenían la obligación de ofrendar el 10% de sus cosechas y ganancias para contribuir con el sustento del templo. El diezmo se usaba todavía para sostener a los levitas (sacerdotes) y para ayudar a los necesitados.
Al great post to read entregar el diez por ciento de nuestros ingresos a la iglesia o al Servicio, reconocemos que todo lo que tenemos proviene de Dios y le devolvemos lo que es suyo.
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